Ermita del Carmen
El templo católico más antiguo del valle de las Vacas fue el de la Ermita del Carmen. Fue construido entre 1613 y 1615, en mampostería con cubierta de teja a dos aguas, probablemente con artesonado para venerar la imagen de la Virgen del Carmen traída por Juan Corz, que ya tenía culto en el Rincón de la Leonera (cerca del actual cementerio Las Buganvilias). Fue patrocinada por miembros de las familias de ganaderos de la región: Morales, Valero, Hincapié, Aldana, Toledo, Ocampo, Colindres, Dardón, Barrera, Portocarrero, Ávila, Mejía y Mayorga. En el ingreso se colocó una inscripción, en 1620, que indica que la obra también fue financiada por Antonio María Chavarri, hijo de Justiniano el Conquistador, probablemente se refiere al marco de piedra. En 1647 se convirtió en sede del curato de La Ermita. El primer párroco fue Juan Bautista Matamoros. En 1694 se le construyó la sacristía. Dejó de ser sede parroquial en 1723, a donde se intentó trasladar la imagen en 1727, por lo que la población obtuvo la negativa del obispo. En 1730 se inició la construcción del edificio cubierto con bóveda y cúpula, con financiamiento del mayordomo de la cofradía, de Juan José Morales de Roa y Alfarol (Santa Catarina Pinula 1698-La Ermita 1783). Al ser concluida la iglesia se le edificaron capillas posas y el torreón para cruz atrial, que sirvió, probablemente, de vivienda para Morales. El altar mayor se fecha hacia 1745. Los terremotos de 1917 y 1918 destruyeron el edificio, que fue demolido y rehecho por Guido Albani y Rafael Pérez de León, entre 1920 y 1925. El sacerdote Miguel Fernández Concha resguardó los retablos y por ello se pudieron colocar de nuevo. En 1949, la iglesia fue entregada a sacerdotes franciscanos, quienes remodelaron la casa del cura al convertirla en convento. En 1967, Esteban y Santiago Rojas restauraron el altar mayor. El terremoto de 1976 dañó severamente la fachada, la torre norte y el torreón. Tres años después se inició la reconstrucción, que finalizó en 1981, con apoyo de la Acción Episcopal alemana Adveniat. En 1984 se reparó el torreón. En 2001 la imagen de la Virgen fue robada y se recuperó hasta 2003. Fue restaurada, aunque perdió su traje de plata, obra añadida entre 1750 y 1780. La escultura, en madera de cedro, tiene hábito carmelita, tallado y estofado. Se le repuso el traje de plata y la chispa, así como la peana, aunque la original era de mediados del siglo XIX y realizada por el platero Simón Vásquez. En septiembre de 2012 se inició la restauración del retablo mayor, obra ultrabarroca del siglo XVIII obra que fue finalizada en 2013. La fachada también es ultrabarroca, por el uso de la pilastra serliana.
Arte en el templo
El torreón fue restaurado conservando en la hornacina sobre la puerta un relieve que presenta la escena de la Anunciación. El arcángel Gabriel postra su cabeza ante la Virgen María, arrodillada frente a un libro, alusión al anuncio profético del libro de Isaías. En la parte superior, el Padre Eterno observa la escena y el Espíritu Santo desciende sobre la Virgen. Varios querubines rodean la hornacina.
La fachada de la iglesia del Cerrito del Carmen es ultrabarroca. Por las fotografías antiguas, se evidencia que las pilastras serlianas eran de factura delicada, lo que no se logró en las restauraciones posteriores. De dos cuerpos y tres calles, presenta en el primer cuerpo la imagen de san Juan de la Cruz, en la calle del evangelio, y el profeta Elías, en la calle de la epístola. San Juan de la Cruz fue el reformador de la orden carmelita en la rama masculina. En el otro extremo, al profeta Elías se consideraba en la orden carmelita como el originario fundador del culto por su presencia en el monte Carmelo, en Israel. La imagen de la santa reformadora de la orden Carmelo, Santa Teresa de Jesús o de Ávila, se encuentra en el segundo cuerpo, calle del evangelio, reformadora de la orden en la rama femenina y quien donó, según la tradición oral, la imagen de la Virgen a Juan Corz. Santa María Magdalena de Pazzi, santa carmelita italiana, de gran relevancia en la vida mística de la orden se encuentra en la calle de la epístola.
El interior del templo, de una sola nave, está cubierto con bóveda de medio cañón. Posee coro alto. Un hermoso confesionario ultrabarroco, decorado con espejos, recibe al visitante en el lado de la epístola. La puerta que da acceso al coro alto fue parte de un retablo con motivos de rocalla. Las piezas corresponden con la puerta que da acceso al convento y que evidentemente es parte del mismo retablo, con decoración alusiva a la figura del pelícano que supuestamente se sacrifica para dar vida a sus crías, imagen convencional de Cristo. La nave posee pequeñas esculturas de santos carmelitas, de reciente factura. El presbiterio ostenta el hermoso retablo ultrabarroco del siglo XVIII. En él, se expone la imagen manierista de la Virgen del Carmen, con los carmelitas a sus pies: san Simón Stock, quien recibió el escapulario y el beato Alberto de Jerusalén, fundador de la orden; así como santa Teresa de Jesús y, probablemente, santa María Magdalena de Pazzi. La Virgen del Carmen es intercesora de las ánimas del Purgatorio. El sagrario tiene una puerta decorada con la pintura de San Juan Bautista. En el único cuerpo, se encuentran las pinturas de san Joaquín y santa Ana, en orden de primacía. El entablamento está interrumpido por dos pinturas, que representan a santa Joana y santa Cirila de Roma. En el remate, se encuentran san José con el Niño, con pinturas a los lados de santa Ángela de Bohemia y santa Teresita de Lisieux, en orden de primacía. En los muros del presbiterio se han colocado pinturas, entre ellas un Cristo azotado, la Muerte fin de la vida temporal, la Inmaculada Concepción, la Piedad y un retrato de Juan José Morales de Roa y Alfarol. La lápida del benefactor fue trasladada del suelo al costado de la puerta que comunica a la sacristía.
La sacristía conserva el retablo original del templo, de estilo renacentista. De un solo cuerpo, cuenta con la hornacina que lució a la imagen de la Virgen y, a los lados, san José y san Antonio de Padua, mientras que en el remate se encuentra santa Teresa de Jesús. Dos ángeles ocupan el lugar de los alerones y figuras tipográficas decoran los laterales.
El muro testero ostenta dos imágenes, la de San Cristóbal, patrono de los viajeros, y la de la Virgen del Carmen, conocida como La Guardiana. Ambas imágenes tienen como atributo al Niño Jesús, los dos dañados por los sismos. La presencia de las dos efigies se debe a la importante ruta de comercio que, desde Santiago de Guatemala, conducía al Golfo Dulce (lago de Izabal) durante el auge de exportaciones de añil, en los siglos XVII y XVIII. Por lo que los viajeros se encomendaban a la Virgen y San Cristóbal al pasar bajo la ermita sin desviarse de su ruta.
- Frison, Bruno: La ermita del Cerro del Carmen. Ediciones Cerrito del Carmen, Guatemala, 2000, páginas 12-76.
- http://www.prensalibre.com.gt/noticias/comunitario/Devuelven-esplendor-retablo_0_946705527.html
- Frison, Op. Cit.
- Prensa Libre, 5 de septiembre de 1967, página 31.
- Frison, Bruno: La ermita del Cerro del Carmen. Ediciones Cerrito del Carmen, Guatemala, 2000, páginas 12-76.
- Prensa Libre, 6 de marzo de 2003, página 1.
- Frison, Op. Cit.
- http://www.prensalibre.com/cultura/Comienza-restauracion-retablo-Cerrito_0_777522329.html
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